Comer es
indiscutiblemente un placer. Además, en la mayoría de las ocasiones tiene un
fin social. Cuando quedamos con amigos es habitual plantearnos tomar un café, una cervecita, como
también, salir a comer ó a cenar. Pero… ¿cuándo
quedamos para salir a caminar, a realizar una ruta de senderismo o andar en
bici? En estos escasos acontecimientos, el paseo suele concluir con un
considerable bocadillo o tapitas para reponer la energía gastada (y
desafortunadamente solemos ingerir la energía consumida y un poquito más).
En este contexto social, nada saludable, pero
real como la vida misma, debemos plantearnos:
-
¿Dónde está
el límite entre el placer y la enfermedad?
-
¿La comida puede enfermarnos?
La respuesta es un rotundo sí. Comer en
exceso, a deshoras, comidas muy grasas y energéticas, pueden llevar a
provocarnos múltiples enfermedades como la hipercolesterolemia, hiperuricemia,
diabetes, hipertensión y un sinfín de patologías más, que puede condicionarnos
la calidad de vida.
Es muy habitual que justifiquemos
nuestros excesos de verano acotando a tener una amplia vida social y al buen
tiempo que incita a salir más. Por ello, es importante recalcar que no es imprescindible
quedarse en casa y no tener amigos para comer saludable y mantener un peso
adecuado. Debemos cambiar la mentalidad, y ser capaces de compartir gratos
momentos con familiares y amigos, realizando algún tipo de deporte ó actividad
didáctica y en caso de compartir comidas, debemos incluir alimentos saludables,
picadas bajas en calorías sin fritos ni embutidos y refrescarnos con agua y
bebidas sin azúcares añadidos.
Recuerda, tu cuerpo no entiende de
estaciones y necesitamos cuidarlo todo el año.
Saludos
nutritivos y sin grasas trans.
Artículo publicado en Revista Infonoticias Gandía de Gandía Esradio
Marianela Elsa Fernández
Dietista-Nutricionista
No hay comentarios:
Publicar un comentario